lunes, 14 de julio de 2014

Viajero errante

Fui viajero, alegremente errante.
Esperé con alegría los días para ir al monte.

Suspiré con melancolía el final de las salidas.

Igual que hoy.



Hoy, sigo siendo viajero.



Saludos al respetable y al no tanto

lunes, 19 de mayo de 2014

Por los caminos del sur - Abril

De regreso en el monte, sigue el estío. Hace más de medio año no llueve. El monte tiene sed.
Pareciera que el cielo se olvidó de esta tierra.

El bosque es un abanico ocre y gris en espera por las lluvias para renovar sus colores. En tanto, vive solamente en tonos de tierra, en paciente anhelo por el agua que vendrá.




Si de poner un poco de técnica se trata, un telefoto no te acerca en el sentido estricto... sólo cierra el ángulo visual. Dicen (bien dicho) que lo único que nos acerca a los sujetos fotográficos... son nuestros pies.



Dicen, también bien dicho, que las cosas se ven de acuerdo a la escala... mientras más se acerca uno, se perciben nuevas estructuras, detalles que juntos, crean complejidad... los árboles y las sombran brindan composiciones que retan al ojo de quien está dispuesto a intentar fotografía. 



Cada día, todos los días, el sol cayó al fin. Por el horizonte, la noche subió al cielo.




Cada día, todo el tiempo somos testigos de los ciclos naturales, que nos dan origen y destino.
Como la luna que cada noche cambia.





Como el sol renace cada mañana.


Aunque en estos parajes la vida es cosa sencilla y ningún ser vivo lo pasa muy lindo que digamos, algunos no lo pasan tan mal después de todo, y disfrutan el radiante calor.



Termorregulación: Ese eterno afán de los reptiles por buscar el sol... o esconderse de él.

El ocre del ambiente se ha extendido a prácticamente todos los elementos del bosque. El prolongado estío nos regala la oportunidad de abrir los ojos y buscar... 

composición, con los ojos


inspiración...




Una vez más… debo decir que no fueron todo sonrisas. Una vez más, tome los colores para siempre. Pero con un suspiro, en un pensamiento, aprendizaje y crecimiento. Con la certeza de que nada de esto es en vano. Que sus colores vivan.











Todas las anteriores en la versión macro para pobres. Volteen sus objetivos, vale la pena sacarle detalle a las magnificaciones inesperadas a la espalda de un objetivo normal... al menos hasta que el 100 mm regrese del hospital :(

Una vez más, hubo trabajo científico, muy formal que hacer. De veritas Doc, me la paso tomando datos, la cosa de las fotos es sólo a la hora del recreo... Y bueno, para documentar registros relevantes, ora si ya traje el hypopolius. Así pues, en la zona es posible observar tres especies congenéricas de carpinteros:


Melanerpes formicivorus: negro, con carita blanca y como pintado a mano, encantador y belicoso habitante del encinar.


Melanerpes chrysogenys: Tropical, por colorido y distribución.



Melanerpes hypopolius: rarísimo y eventual... como bien dijera el patrón: "a lo mejor no se ve porque nada más anda cuidándose de los otros dos, a ver cual le pone en la madre" - atinadísima descripción de la exclusión competitiva ;)


O como ese elusivo cantor de la noche... desmañanado de forma infame con una muy afortunada caminata




Enmedio del calor y la sequía, parece que las aves han puesto en marcha una transformación en la vida del bosque. Como un adelanto del renacimiento que llegará cuando llueva al fin, muestran su brillo intenso. Y los coros del amanecer son cada vez más un fervoroso clamor.


Defensa territorial, dicen. Caracteres conductuales asociados al cortejo, dicen. Procesos de selección sexual, dicen. Es por la época de reproducción... dicen.


Y seguramente tienen razón. Pero más allá de eso, están el brillo, los colores... el canto… 





Colores vivos. 





Colores que vuelan. 


En el corazón del trópico seco.



Saludos al respetable y al no tanto

viernes, 28 de febrero de 2014

Por los caminos del Sur - Febrero

Vino la ocasión de invocar la canción y andar por los caminos del sur.
Bosques y laderas; cañadas y veredas que recorremos por igual hombres, leones y venados.






Al amanecer, se deben aguzar los sentidos. Y es que están en todas partes y en ninguna.
Es parte de su esencia ser esquivas. Vuelan, saltan, cantan y brillan. De ahí el gran disfrute cuando regalan un poco de su presencia, para alimentar la ilusión.






Aunque siempre hay algunos que de plano si se esconden y no quieren ser vistos para nada.



El camino tiene siempre hermosas sorpresas. Brillantes regalos de color para los sentidos. Pequeños amigos que alegran con su presencia nuestros pasos.







La noche cayó cada noche y la luna la iluminó en cada ocasión. Lucero creciente y brillante. Siempre con el recuerdo de esa sonrisa... me hace falta un lucero... y mi lucero eres tú...

Y bajo su tenue luz, vigilan ojos atentos, regalando la primera oportunidad de verlos de cerca. 




Debo decir que no fueron todo sonrisas. Ahora, hay una tarea que duele en el fondo. No me es cercana, incluso lastima bien adentro. Por eso, usando un rayo de luz que transforma, pido perdón por el valioso aliento que, con el afán de aprender, tomamos para siempre. 



Cierto… También hay una investigación científica en curso. Protocolos de muestreo, hipótesis para probar o ser refutadas. Y sin embargo, antes de toda esa formalidad, hay un corazón latiendo fuerte. Porque ese es el motivo de todo este esfuerzo. La ilusión de contemplar la libertad, la alegría, el vuelo de esos encantadores mentecatos. 








Los ojos contemplan algo único. La vida de los hijos del río y la montaña. Vida que da identidad a nuestra propia esencia. En el sentido más profundo. Y hablando de biogeografía también ;)




Muchas imágenes para compartir toda esta experiencia. 




Saludos al respetable y al no tanto