Acechaba enmedio de la vegetación, paciente y serena dentro de la penumbra... nos encontró a nosotros y no a una presa.
Felizmente, fue un encuentro muy afortunado: ella sólo fue molestada un momento; sin más afán que contemplarla... de admirar su mortal señorío...
A todos nosotros, nos robó el aliento...
Saludos al respetable y al no tanto
1 comentario:
A mi igual me hubiera robado el aliento, pero aun así no hay que negarlo que tiene su encanto y atractivo.
Abrazos
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