Cuando se han agotado todos los recursos, sin marea ni viento que impulse hacia destino alguno… no queda más por hacer. Agotada por la triste desolación de la calma chicha en una mirada dulce, pero vacía; sin ánimo ni voluntad, ni valor…
esta tripulación ha tomado la decisión de soltar las amarras. Liadas las velas y bogando por cuenta propia, remontando el viento inmóvil, buscando siempre alegre tempestad antes que una vida triste y quieta... que venga conmigo quien pueda hacer lo mismo...
...frente al cabo de poca esperanza arrié mi bandera…
Saludos al respetable y al no tanto.
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