Usualmente, los loros se la pasan contentos, gritando bulliciosos y estridentes; son brillantes joyas a color que remontan el viento a fuerza de alegría...
Sin embargo, a veces tienen que ser discretos. Hay momentos en la vida de todo loro donde su casi irresponsable gritería debe ser ocultada a los ojos de los demás. La necesidad los hace vivir en misterio; tienen que guardar secretos...
Y entonces, los loros de colores se inundan de matices; se vuelven blanco y negro... sólo a veces, cambian su intensidad y su viveza cromática por el dulce encanto de la secresía...
Saludos al respetable y al no tanto
1 comentario:
La discresión de los loros se puede comparar con la delicadeza de un águila alimentando a sus polluelos en el nido, caminando entre ellos con el cuidado de no causar daño a esos pequeños seres que con ansia esperan el cuidado, protección y provisión de sus padres
Cordiales Polo desde los "Alpes Mexiquenses"
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